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martes, 26 de mayo de 2020

Tiempos de crisis… ¿llegó el momento de repensar y replantearse la educación?

Ante tanta incertidumbre por la pandemia de coronavirus, se han tomado decisiones precipitadas y en el plan de acción la educación quedó en último lugar de interés. No habrá clases presenciales hasta que se considere seguro. Muchos profesores no están capacitados para utilizar los medios informáticos y tantas horas frente a una computadora tampoco es sano, aun así se exige y pretende que sigamos con normalidad. La universidad parece ser la que con más velocidad se trasladó de la presencialidad a la virtualidad. ¿Pretende ésta, seguir siendo garante de un mejor futuro? ¿Puede sostener los mismos esquemas y formas de siempre en un mundo tan volátil como cambiante? 


DESDE ARGENTINA- Tras el infantil, la primaria, la secundaria y dos años de bachillerato, para ingresar a la universidad, los alumnos en España deben atravesar una selectividad, el EBAU – Examen de Bachillerato para el acceso a la Universidad –. La Universidad pública oferta cierta cantidad de plazas para cada carrera e ingresan los que obtengan mayor nota, con una ponderación sobre 14 puntos y a través de un sistema informático donde pueden seleccionar hasta 7 preferencias de carrera. Podemos decir, que al limitar la cantidad de plazas por carrera, se aseguran que no haya carreras con un superávit de profesionales que luego no tengan empleo.
Por ejemplo, al ser la licenciatura en Relaciones Internacionales, una carrera relativamente nueva, la nota de corte es alta, alrededor de un 11 sobre 14 y no hay muchas universidades públicas que la oferten, por tanto no hay tantas plazas y sube la nota de corte
Así lo indicó A. Gómez, estudiante de RRII en la UCM (Universidad Complutense de Madrid).

En Ecuador hay educación pública y privada para los 3 niveles, primario, secundario y terciario. B. Loor, estudiante ecuatoriana de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, explicó que:
con el gobierno de Rafael Correa, se eliminaron las escuelitas rurales, las “unidocentes”, con el actual gobierno de Lenin Moreno, se restauraron, es decir, hay chicos de todas las edades en un solo curso y un solo docente les da todas las materias, en ese sentido, la educación sería muy mala.  
Para ingresar a la universidad, se debe rendir el SERBACHILLER, un examen que se toma a final de curso, una prueba unificada por el Gobierno en todos los colegios y es sobre 1000 puntos, de los cuales tienen que obtener 600 puntos para graduarse y 700 para conseguir un cupo en la universidad pública. Para ingresar a una universidad privada bastan los 600 puntos de graduación pero son muy costosas. Obteniendo los 700 puntos, a través de un sistema informático pueden solicitar 5 opciones de postulación en las universidades públicas de todo el país. Pese a las críticas sobre este sistema, sigue en vigencia y los valores de nota para el acceso a diferentes carreras pueden variar según el prestigio de determinada universidad. B. Loor continuó: 
Si bien ayuda, porque los estudiantes se esfuerzan más y pretenden sacar mejores calificaciones, las primarias y secundarias públicas no tienen un buen nivel académico, entonces en realidad los alumnos no están preparados para esas pruebas, poniéndolos en desventaja frente a los que están en colegios privados.  
Finlandia es considerado como el país con mejor educación en el mundo. Con un sistema igualitario; la escolaridad es obligatoria de los 7 a los 16 años. Es gratuita a tiempo completo para los estudiantes y esta gratuidad incluye la asistencia sanitaria y el comedor, para las escuelas primarias y secundarias. Durante toda la escuela elemental, todos los libros y materiales escolares son gratuitos y dados por el mismo centro. A partir de la encuesta internacional PISA sobre los sistemas educativos de la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico), Finlandia recibe regularmente las mejores calificaciones a escala mundial. El 44% de la población adulta cuenta con estudios superiores pese al riguroso examen de selectividad de las universidades finlandesas.

 Marzenna Adamczyc, embajadora de Polonia en España, dijo que la educación es fundamental:
Deberíamos presentarlos a los niños, el mundo en toda su variedad, también para que puedan elegir. Igual que ponerle modelos a seguir o a inspirarse lo antes posible, porque hablarles de María Sktodowska-Curie que conocéis como Marie Curie, a las niñas de ocho, seis años, de la posibilidad de ser especialista en ciencia, significa que les abrimos un camino, que quizá no consideren suyo. 
EN ARGENTINA 
Con una oferta de educación privada que aumentó en los últimos años, la educación pública y de calidad se fue perdiendo en el tiempo, en suma con los bajos sueldos docentes y los reclamos históricos. Muchas familias optan por enviar a sus hijos a la misma institución durante la formación obligatoria (preescolar, primaria y secundaria) donde, luego con la elección de seguir una formación universitaria se produce un éxodo de estudiantes del interior del país a grandes ciudades como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Rosario y Córdoba capital. Según la UNESCO (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) el 52% de las personas egresadas del colegio secundario no comprende lo que lee y tampoco puede exponer una idea con facilidad al respecto.

La universidad pública argentina es gratuita y su ingreso no tiene prácticamente barreras, dos características extrañas en el mundo. Pero la continuidad supone un esfuerzo enorme para los estudiantes. Muchos no logran recibirse porque tienen que trabajar y por necesidad, deciden invertir menos tiempo en la formación profesional. Gabriela Diker, secretaria de evaluación e información educativa del Ministerio de Educación de la Nación, explicó que
hay que entender que estamos ante una situación excepcional. No podemos pensar que la forma escolar se traslada al hogar y sigue todo igual.  
¿Y ahora, qué?

Las materias que parecían ser las menos importantes como educación plástica (arte), educación física (gimnasia), educación musical (música) de repente pasaron a ser fundamentales para estimular el aprendizaje en casa, mantenerse motivado y sobre todo las disciplinas que ahora más ayudan a mantenernos emocionalmente estables. ¿Llegó el momento de resignificarlas?

Desde luego un poema, una canción no te va a salvar la vida pero sí que ayuda; ¿tú te imaginas esta cuarentena sin arte? Sería un infierno
... soslayó Andrés Suárez, cantautor español.

Informó la UNESCO, que la mitad de los estudiantes del mundo no tienen acceso a una computadora y el 43% no tiene conectividad en sus hogares. ¿Qué normalidad se pretende que sigamos cuando miles de personas han perdido su trabajo, muchos están en riesgo de enfermar, algunos sufren de estrés, ansiedad o la pérdida de un ser querido, y otros no tienen recursos para acceder a las clases online? ¿Edúquese quien pueda? La pregunta es, ¿deberíamos seguir como si no pasara nada, cuando la realidad se aleja mucho de ser “normal”? Empezar por replantearse la educación y los distintos objetivos de la escuela, me parece un gran ejercicio, reclamar lo que no se contempla como la educación emocional, la educación ambiental, educación nutricional y preguntarse qué podemos aportar desde esta realidad.
Por Agostina Torres Ochoa
Agostina Torres Ochoa, de 21 años, es estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador (Argentina). Sus áreas de interés incluyen los Derechos Humanos, la inmigración, y la crisis climática internacional- sobre la que intenta despertar conciencia. Además, investiga temáticas referentes a la defensa y a la seguridad nacional.

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