DESDE ARGENTINA- La OIC es la autoridad islámica más grande del mundo. Posee 57 miembros y fue fundada en 1969, cuando se celebra la Conferencia de Rabat, luego del incendio en la mezquita de "Al-Aqsa"- una de las 3 mezquitas más sagradas para los musulmanes de todo el mundo-, ubicada en Jerusalén Oriental (en mi opinión, territorio ocupado por el Estado de Israel). En cuanto a miembros fundadores, han ascendido de 30 a 57.
Por otro lado la OIC, lucha por la protección de la “Ummah”, que es una forma de vivir en comunidad (como ellos lo entienden). Se organizan tanto de forma política, cultural y económica en función de un mismo propósito: alabar a Dios y cumplir con sus órdenes. Este término se encuentra en el Corán, y posee diversos significados, tales como: periodo de tiempo, comunidad, líder y camino/religión.
El siglo XXI ha acarreado diversos problemas mundiales, ya sean guerras, genocidios, hambrunas, expansiones de virus entre otras cosas. Y el que más nos preocupa en este 2020 es la expansión del COVID-19, por el cual el mundo entero está luchando día a día, tratando de aplanar la curva y eliminar el virus. Pero más allá de las cuestiones de sanidad, también hay problemas relacionados con la discriminación hacia ciertas comunidades y etnias.
En este caso la comunidad musulmana en Sri Lanka, que representa el 8% de la población junto con los cristianos. Es una de las religiones que más sufre en comparación con otras religiones. Ante esta problemática la Secretaria General de la OIC expresa su preocupación frente al agravamiento de discursos de odio y los malos tratos propinados a los musulmanes en Sri Lanka.
Asimismo en el país asiático, según una nota publicada en el medio AlJazeera, los musulmanes corren peligro. Ya que por ser de esa religión y por otro el COVID-19 que es utilizado como telón de fondo, es una excusa para llevar a cabo asesinatos a miles de musulmanes. Los familiares de las victimas protestan porque sus derechos no son cumplidos: que su familiar tenga un entierro decente. Por lo tanto, Sri Lanka viola los derechos de los individuos islamitas a tener un entierro digno. Para los musulmanes el entierro es entendido como un ritual, compuesto por un tedioso proceso desde la preparación del cuerpo hasta el entierro del difunto. Una vez que se produce el deceso la persona libera su alma y previo al entierro cada invitado debe bañarlo con agua. Para luego envolverlo en sabanas blancas y ser depositado en el féretro. Por ello los individuos que se vieron afectados por esta cuestión han hecho pedidos a la OMS de proceder a ese entierro, ya que forma parte de su religión y costumbre.
La Organización para la Cooperación Islámica también ha hecho un pedido a las autoridades del gobierno de Sri Lanka, y pretende que se garantice la seguridad y derechos de sus compatriotas. Por otro lado pide compasión ante la situación de la expansión de la pandemia COVID-19 y llama a todos los actores a generar vínculos de cooperación, además de que cada Estado sea solidario con otros Estados.
Más allá del contexto de la pandemia global, y por el uso de leyes anti-terroristas, los musulmanes son el blanco de detenciones ilegales y malos tratos. Una vez que se perpetuán los ataques el domingo de Pascuas de Resurrección en 2019. Los discursos de odio aumentan y afectan la integridad de esta comunidad. Sri Lanka es conocida como la nación salpicada por violencia interetnica y religiosa a lo largo del siglo XX y el más sanguinario en el sudeste asiático.
Asi es como la ONG Human Rights Watch dice que la expansión del coronavirus es una excusa, para que muchas naciones se solidaricen con el otro. La OIC también coincide con los dichos de la ONG. Por otro lado las mujeres son obligadas a no portar el velo, que es una prenda que utilizan por cuestiones religiosas, se las excluye de los espacios públicos y tienen el deber de permanecer en sus hogares. En Sri Lanka las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase, cuando se tratan cuestiones de divorcio. Hay una ley que rige desde hace 30 años en el país que es la Muslim Marriage and Divorce Act del año 1951, y busca incitar a que se modifique la edad en la que una mujer debe casarse. Y hay una corte que funciona como intermediaria para resolver problemas de matrimonio.
Teniendo en cuenta el Artículo 23, una niña puede contraer matrimonio después de cumplir los doce años de edad. Pero también hay excepciones. En términos de la ley musulmana, la edad puede variar dependiendo de las sectas Musulmanas. Una niña puede llegar a su matrimonio una vez que alcanza la edad de la pubertad. Por otro lado, si pertenece a los Hanafíes, puede celebrar su matrimonio sin alguien que intervenga. Si es miembro de la secta Shafi, sea cual sea su edad, puede casarse.
De esta forma podemos ver lo indefensas que son las mujeres y la necesidad de las mismas a tener alguien que pueda defenderlas. Hay muchas activistas que luchan día a día para que las mujeres en Sri Lanka tengan un tribunal femenino islámico que juzguen solamente a las mujeres y que no se sientan discriminadas.
Por María Florencia Pereyra Seeliger
Florencia Seeliger, de 20 años, es estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de San Martin (Argentina). Fue voluntaria del XIV Congreso Nacional de Ciencias Políticas. Sus áreas de interés abarcan la política de Colombia y sus guerrillas, la crisis migratoria europea, el cibercrimen (Wikileaks y Cambridge Analytica), y las pandillas criminales.
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