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martes, 28 de abril de 2020

Casi cinco millones de niños nacidos en Siria durante la última década solo conocen la guerra

Desde 2011 en Siria están en estado de guerra, lo que supone que millones de niños han nacido bajo esta situación. Datos proporcionados por UNICEF nos enseñan que más de 9.000 han muerto y 5.000 han sido reclutados. Esto supone toda una generación de niños que no han conocido una vida normal, que no han podido formarse, que no han sido niños. 



DESDE ESPAÑA- Una situación precaria: una de las mayores confrontaciones que sufren estas víctimas son el cierre de las escuelas, únicos centros donde podían recibir atención educativa y que solo pudieron reabrirse por un corto periodo en noviembre de 2017 en algunos lugares de la ciudad de Alepo. Desde el inicio del conflicto las escuelas son dañadas, destruidas o usadas como refugio para las personas desplazadas e incluso cuando siguen abiertas, los niños temen acudir por los ataques o secuestros que se producen en ellas. 

En Siria se reclutan niños como soldados, en su mayoría varones, los cuales son obligados incluso a matar. En muchas ocasiones para evitar la muerte o el asalto de estos niños, las familias optan por los matrimonios tempranos o el trabajo infantil. Los trabajos a los que son sometidos en la mayoría de los casos son inapropiados para sus capacidades como la metalurgia, la agricultura o incluso la recolección de basura. En la guerra siria, al igual que en todas las guerras que han existido, los niños son el eslabón más débil. 

Otra de las situaciones que ocurren en Siria es la precariedad sanitaria, ha habido brotes de polio y sarampión por falta de acceso a vacunas, la desnutrición y las dificultades para conseguir agua potable. Sin embargo, no solo se producen enfermedades si no, que existe la falta de organismos sanitarios como pediatras. Situación que se agrava además por las fuerzas armadas del gobierno que han forzado situaciones de asedio, donde impedían el acceso a los suministros de agua y alimentos, así como a la atención médica y los servicios básicos. Además, las tácticas militares atentan contra la vida de los civiles, entre ellos menores de edad, como el uso de armas prohibidas, bombardeos y francotiradores. Los grupos armados también han participado en esta barbarie cometiendo ataques y homicidios mediante ejecuciones públicas en las que se incluían a menores de edad, además del secuestro de niños kurdos para someterlos a torturas. 

CAMPOS DE REFUGIADOS
Los niños que logran escapar padecen la problemática de los campos de refugiados donde se les priva de sus derechos más básicos, además de ser perfiles atractivos para las redes de tráfico infantil. Según datos de la ONU, en 2015 un 70% de refugiados en El Líbano vivían bajo el umbral de pobreza, en 2016 era el 90% de los refugiados en Jordania los que estaban en esta situación. Para paliarlo muchas familias recurren al trabajo infantil dentro del propio país extranjero y los datos son escasos debido a las represalias. En algunas ocasiones estos niños llegan solos debido a que sus padres han muerto en ataques o no han sido capaces de encontrar a ningún familiar que pudiera hacerse cargo por lo que los expertos deben llevar sumo cuidado con estos menores que están en situaciones de extremo peligro. Expone la psicóloga siria Whifa Shellaby:
Cada niño externaliza el dolor de una forma distinta. Algunos niños tienen incontinencia y se orinan encima al oír un estruendo, otros se vuelven agresivos.
Y es que es poco el tiempo que se necesita para percatarse que estos niños sufren numerosos problemas psicológicos consecuencia de la guerra. Madres sirias repiten la constante de que sus hijos perdieron el habla de manera espontánea tras un bombardeo o al estar presente en una decapitación.

Otra de las consecuencias son los nacimientos que se producen dentro del propio campo de refugiados, en el campo de Zaatari en los últimos años han nacido más de 4.000 niños. Estos niños se enfrentan a la problemática de la falta de estabilidad, educación en escuelas y la ansiedad que produce el estado en el que se encuentran. Son niños que nacen en una situación precaria y con un futuro incierto. 


©UNICEF/Bakr Alkasem

UNA INFANCIA PERDIDA
La agrupación terrorista Hay’at Tahrir al-Sham ya admitió el haber usado niños para combatir y el ISIS ha cometido atrocidades mediante la esclavitud sexual de niñas de solo nueve años, a la vez que entrena militarmente a los varones y les obliga a presenciar de manera habitual ejecuciones públicas y los fuerza a ser los que cometan los asesinatos. Los especialistas destacan que la infancia de los niños sirios sirve de moneda de cambio entre una sociedad en conflicto bélico, donde el escenario de violencia y represión a los que son sometidos les marcará de por vida.

En una de las misiones humanitarias que se hizo en 2017, se evacuaron de Alepo más de 35.000 personas, entre los cuales figuraban niños, estos niños sorprendieron a los miembros de CICR porque estaban en silencio, no pronunciaron palabra o grito alguno, no se comportaban como niños. Sin un final del conflicto, asistimos a una generación perdida en la cual las personas no podrán acceder a una educación ni derechos básicos, una generación sin futuro. Son siete de cada diez niños los que sufren estrés postraumático según informes de la ONG Save The Children y a pesar de que existen psicólogos que intentan ayudar a estos niños, las heridas psicológicas son devastadoras y en muchas ocasiones irreparables.

El año más mortífero para la infancia en Siria fue el 2018 donde murieron 1.106 niños, aunque la directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia, Henrietta Fiore, señaló que las cifras 
probablemente sean mucho más altas. 
Unicef indicó que la principal causa de muerte infantil son las minas sin detonar, las cuales en este mismo año registraron 434 muertes y lesiones. Juliette Touma, responsable de comunicación de UNICEF afirma que, 
En Siria, UNICEF se enfrenta a la mayor emergencia humanitaria del siglo XXI. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta ayuda humanitaria es solo una tirita, un parche, y las heridas que debemos tratar son mucho mayores.
Por Irene Riquelme
Irene Riquelme, de 24 años, es una estudiante española de la Licenciatura en Historia en la Universidad de Murcia. Sus ámbitos de interés abarcan la historia, la política, y el medioambiente.  

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